Cada país tiene una forma de racismo que le es propia. La diferencia entre unas y otras maneras tiene que ver con la historia de cada nación, puntualiza la investigadora del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) y Coordinadora del Seminario Universitario Interdisciplinario sobre Racismo y Xenofobia (SURXE) de la UNAM, Olivia Gall.
En ocasión del Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, la especialista universitaria resalta: el racismo es uno de los sistemas estructurales de opresión inserto en los poros de la sociedad, difícil de erradicar y que crea fuertes desigualdades e inequidades.
Este fenómeno sistémico está basado en la idea y en la creencia de que los seres humanos estamos divididos en razas, y que cada persona pertenece, quiéralo o no, a una de ellas. Sobre esta idea, esta creencia, se cimentan prejuicios y estereotipos racistas, y se construyen prácticas racistas. Si no existen estas que inferiorizan a algunos a los que se trata como racialmente inferiores, no se puede hablar de que esté presente este sistema específico de opresión.
Olivia Gall apunta: el concepto de “raza” humana surgió en la segunda mitad del siglo XVIII. Quienes lo acuñaron estaban convencidos de que, objetivamente hablando, los seres humanos somos racial o biológicamente superiores o inferiores a otros. Este concepto no se ha logrado desechar. A pesar de que las ciencias de la vida han comprobado de manera fehaciente que no hay razas humanas biológicamente determinadas y diferentes entre sí, mucha gente sigue creyendo que estas persisten, y numerosas prácticas siguen operando con esa lógica.
Si bien no hay razas humanas biológicas, sí existe el racismo, en cuyo seno se sigue tratando a ciertas personas o grupos como si fueran racialmente inferiores. Ha sido difícil deshacerse de la construcción racializada de la diferencia. Cada Estado-nación o cada país han desarrollado sus propias formas de racialización y de racismo hacia grupos poblacionales que viven dentro de su propio territorio.
Discriminación y racismo no son sinónimos. Este ya ha sido definido aquí. La discriminación es una práctica que niega la igualdad de trato y de oportunidades a algunas personas o grupos que suelen ser vistos como inferiores desde alguna perspectiva específica.
Hay, por ejemplo, un sistema clasista que provoca que unos inferioricen a otros desde el punto de vista de su pertenencia de clase social. También hay un sistema patriarcal que inferioriza sobre todo a las mujeres y a los grupos de la agenda LGBTQI+ por su condición sexo-genérica, comenta la investigadora universitaria.
La discriminación racista es una de las manifestaciones del racismo, y consiste en discriminar a personas o grupos sobre la base de la creencia de que son racialmente inferiores.