El líder no tiene quién lo detenga. Ni siquiera el campeón, que salió del Bernabéu herido por la superioridad blanca con un protagonista absoluto: Luka Modric. El croata dirigió al Real Madrid este domingo en el derbi de la jornada 17, en todos los frentes, con balón y sin balón, haciendo inútil el esfuerzo del Atlético de Madrid del mexicano Héctor Herrera, quien entró de cambio al 68. Tal fue la exhibición de Modric en el 2-0 que el cuerpo técnico esperó al 10 al final para rendirle homenaje. No hizo los goles, de Karim Benzema y Marco Asensio, ni evitó los ajenos, trabajo de Courtois, pero decidió cómo, cuándo y a qué se jugó en el Bernabéu.
Engañó el arranque de un derbi que siempre es especial con Simeone. Lo demuestra que la pitada más sonora en las alineaciones del Bernabéu fue para el Cholo, y lo cierto es que sorprendió con su planteamiento, con Hermoso como lateral zurdo en línea de cuatro. Pretendía liberar a Carrasco de sus obligaciones como carrilero, pero lo que produjo de inicio fue la proyección de Marcos Llorente. El partido nació con una colada del ex madridista por derecha que no alcanzó Antoine Griezmann, y desde ahí funcionó la presión rojiblanca hasa que el Madrid encontró la salida.
El campeón mostró carácter, y el líder respondió con precisión. Apenas había amagado con un remate lejano de Carvajal cuando, sobre el cuarto de hora, construyó un gol excelente. Presionó Vincius en el medio, obligando al pase de Koke tenso que adivinó Modric. El croata escalonó con Casemiro, este con Benzema que abrió a Asensio, la sorpresa en el once, el mallorquín sivió profundo al desmarque de Vini que frenó, metió el pase atrás a media altura y Benzema conectó una volea rotunda. Una jugada extraordinaria para desnivelar el partido más difícil.
El nivel de confianza blanca se sitúa en máximos, como demostró el tramo posterior al gol. Tocaron los centrocampistas con una soltura tal que convencieron al Atlético que era inútil presionar en campo ajeno. Vinicius perdió algunos balones en la circulación, pero se las apañó para no generar problemas graves. En cambio, Felipe acudía a presionar a Benzema allá donde bajase y dejaba una descampado a sus espaldas, y el problema era mayor ante la ausencia de un medio defensivo. Griezmann apareció poco, especialmente tras recibir un duro pisotón de Carvajal que Mateu no sancionó. Le dio para lanzar una falta escorada a la escuadra defendida por el portero que Courtois correspondió con una parada notable. No volvió Antoine tras el descanso, herido.
El Cholo buscó la reacción con los cambios. Lemar y Joao Félix al césped. El portugués, en escenario grande, volvió a mostrar toda su clase. En cinco minutos metió un balón excelente a Cunha que sacó Courtois con eficacia, como siempre. No tuvo más opciones. Jovic, que había relevado al tocado Benzema, corrió en la contra hasta desubicar a Kondogbia y Felipe, abrió a Vinicius y el brasileño, en una noche menos brillante, firmó su segunda asistencia. Pase duro cruzado y Asensio, con el cañón que tiene, cruzó a la red.
Nada que objetar al Atlético en su rebeldía ante el destino. Lo intentó todo, desde los movimientos de su entrenador a la intención pisando campo contrario. Se encargó de convertir el resultado en sentencia Luka Modric, que se movió por todo el campo cortando y cosiendo el fútbol blanco. De pronto aparecía en segunda línea como ayudaba en el lateral derecho y sacaba el balón jugado. Una exhibición que levantó al Bernabéu con un centrocampista irrepetible. También ayudó Courtois a mantener el marcador propio a cero, especialmente en una falta envenenada de Lemar que tanto incomodan a los porteros. Sobre la hora, incluso, tapó con la cara un remate a bocajarro de Joao Félix. Fue lo último de un derbi con evidente superioridad blanca. Hoy por hoy no hay un equipo más sólido y completo que el que manda en la tabla. Lo demostró ante el campeón. A ver quién lo baja del pedestal.
MARCA CLARO