A finales del siglo pasado, cuando los primeros misioneros de la Iglesia Presbiteriana Asociada Reformada llegaron a Ciudad Valles, la ciudad era muy distinta a la actual. En 1899, el revolucionario Crescenciano Cruz fue el primer heraldo, enfrentándose a la indiferencia, pero logrando despertar el interés de un pequeño grupo que aceptó el mensaje de salvación.
La epidemia de fiebre amarilla en 1903 provocó el cierre de las escuelas, pero en 1908 la escuela evangelizadora reabrió bajo la dirección de Matilde Castillo, una egresada del Colegio Robert de Saltillo.
En 1912, Enrique Pressly y su esposa María B. de Pressly llegaron a la ciudad. Con esfuerzo, rentaron y luego compraron una casita que sirvió como templo durante quince años, en calle Morelos e Hidalgo. María B. de Pressly fundó la Sociedad Femenil, conocida posteriormente como «Eben-Ezer».
A pesar de la orden del gobierno de cerrar este templo, la comunidad luchó por mantenerlo abierto. La Revolución Mexicana forzó a Pressly a abandonar el país temporalmente, pero la obra continuó con el apoyo de unos pocos fieles y estudiantes de teología.
Se fundaron varias sociedades y escuelas, y en 1927 la misionera Miss Janie Love abrió el Instituto Medellín.
Durante la década de 1930, se promueve la construcción de un nuevo templo. En 1938 se colocó la primera piedra, y la construcción avanzó con el apoyo de la congregación, que organizó diversos eventos para recaudar fondos.
En la década de 1940, la comunidad enfrentó intentos del gobierno de destruir el templo, pero con firmeza y legalidad lograron preservarlo. También se creó el club de madres, al no haber hospital ni seguro social.
En 1943 se terminó la construcción del templo «El Divino Redentor». Se formó una casa hogar con ocho niños huérfanos.
Entre 1950 y 1953, se realizaron importantes actividades como la celebración del Día del Pastor y la organización de escuelas bíblicas de vacaciones. Entre 1957 y 1958, se efectuaron actividades misioneras en la colonia Juárez y visitas a la cárcel.
Entre 1959 y 1968, se continuaron con actividades de alfabetización en la cárcel y la organización de eventos comunitarios. En 1969, el templo sufrió un incendio devastador. La comunidad, sin embargo, perseveró y continuó sus actividades en diversos lugares hasta la construcción de un nuevo edificio en 1971. Al colocarse la primera piedra se guardó una cápsula de tiempo, que contenía, una biblia semi quemada, una lista de familias activad de la iglesia, una foto de la iglesia incendiada, una copia de la historia del templo, una copia de la orden del culto, y la edición del día del periódico local “El Mañana”.
De 1969 hasta 1979, fue un período de reconstrucción y renovación. A partir de 1990, bajo el liderazgo de Rodolfo del Ángel, se implementó el proyecto Valles 2000, enfocado en la evangelización y el discipulado.
El 3 de julio de 1999, la iglesia celebró su cien aniversario, y continuó siendo un pilar en la comunidad, adaptándose a las necesidades contemporáneas, como servir como edificio centinela durante la pandemia de COVID-19 en 2020 y organizar jornadas de oración en 2022.
La historia de la Iglesia Presbiteriana en Ciudad Valles es una crónica de fe, perseverancia y servicio comunitario.
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