Si nos comprometemos al 200 por ciento, con pasión, podemos hacer una diferencia para el porvenir de la humanidad y del mundo. Y la educación superior, las instituciones públicas, la Universidad de la nación, tenemos una gran responsabilidad en ello, reitera Chehaibar Náder.
Articular discursos y acción
De acuerdo con la especialista, en la educación están numerosas soluciones a los problemas que enfrentamos, pero sólo si se toma en toda su amplitud y complejidad. Se requiere apuntalar un ámbito formativo integral para las personas, que atienda la desigualdad de manera rigurosa.
En la UNAM, resalta, nuestra tarea es proporcionar a los jóvenes educación de alta calidad en términos de contenido, formarlos de manera integral: conscientes de su realidad e interesados en modificarla, participativos, reflexivos. “Hay que articular los discursos con la acción y contribuir así a que los valores sean parte de su vida”.
Se requiere prepararlos con perspectiva de globalidad, de interconexión para el bien común; nos debe importar lo que pasa en Gaza o en Ucrania, o si un virus llega de China y las elecciones en nuestro país. Tener la mirada en el desarrollo sostenible que permita la continuidad de la vida en el planeta, una educación en y para los derechos inalienables, para la solidaridad, con respeto proactivo por los demás, lo cual tiene que ver con la igualdad de género; una educación fundada en los avances de la ciencia y la tecnología, con capacidad de enfrentar un mundo que cambia de forma vertiginosa.
Todos ellos, abunda, son retos importantes para quienes nos dedicamos a la docencia y la investigación. “El vínculo entre ambas es relevante para promover una educación de excelencia, como señala el artículo tercero constitucional vigente, que responda a los requerimientos del futuro”.
Asimismo, la universitaria sugiere promover en las aulas que las redes sociodigitales se usen más como medio de aprendizaje, que de comunicación. Hay que aprovecharlas con sentido didáctico, pedagógico y de conocimiento.